lunes, 11 de octubre de 2010

EL NIÑO QUE LLEVAMOS DENTRO



Cuando te digan que pareces un niño,
no te enfades,
puede que en esos momentos...............
sea verdad.

Así como reconocemos como unidad la existencia de una parte física, otra mental y otra más de tipo espiritual en la conformación de nuestro ser; así mismo pareciera que confluyen en nuestro ser la presencia de tres seres indisolubles: un anciano, un adulto y un niño.

En la gama de experiencias, aprendizajes y recuerdos reconocemos al anciano que hay en nosotros, él nos ayuda a tomar decisiones, a ser prudentes, reflexivos, a valorar y cuidar lo que somos, tenemos o deseamos, nos ayuda a disfrutar cada día y aprovechar al máximo este.

El adulto se exterioriza en momentos en que asumimos compromisos, responsabilidades, actitudes sobre protectoras, cuando nos dedicamos arduamente en el trabajo, en el hogar, en las relaciones sociales cotidianas que manejamos a diario y sobre todo, cuando intentamos plasmar toda nuestra racionabilidad en la vida diaria.

Y el NIÑO, ese niño es la parte más sensible, más auténtica y especial que está presente en pocos momentos de nuestro diario vivir y quetimidamente nos pide permiso para salir. Frecuente mente nos denegamos este placer, el placer de ser felices por temor al que dirán, por miedo de hacer el oso o el bochorno social, pero al que nadie por más que lo haya intentado ha logrado borrar.

Entonces nos valemos de mil motivos o justificaciones inconscientes, o conscientes, para dejarlo pasar, es decir para vivir como niños. Algunas veces nos obstinamos con la navidad, y con ella las novemas y las golosinas, a qué niño no le gustan las golosinas???, y escogemos decoraciones, música, historias y vamos al parque a pasear y ver las luces y las figuras y muchas cosas más. Otras personas lo disfrutan tanto y suelen decir que es para que sus hijos aprendan bien buenas costumbres cristianas, a quien engañan? o por qué se engañan???.

Al niño que llevamos dentro le encanta jugar, ir de paseos, bailar, cantar, hacer travesuras, bromear, mentir, callejear, reír del que se cae, pedir dinero para comprar, recibir regalos, abrazar, besar, que lo carguen, que le digan cositas bonitas, acariciar, .... en suma , le gusta ser feliz y con ello dar y recibir amor.

Los adultos nos negamos en muchísimos casos a ello, los ancianos han aprendido a serlo, pero los niños, lo son todo el tiempo.

Si el máximo objetivo de todo ser humano es ser feliz y lograr la satisfacción total o parcial de todas nuestras necesidades, siendo una de las más importantes de ellas, amar y ser amado, porqué entonces damos tan poca cabida a esta oportunidad, negándonos al DERECHO y PLACER se ser NIÑOS?.

Deberíamos bajar nuestras defensa o corazas que nos impiden ser felices, o ser niños. Y dar y recibir todo el amor que hay en nosotros y en nuestro alrededor.

No busquemos excusas para ser auténticos, especiales o alegres, no hace falta que llegue la navidad, el día de los niños niños, el mes del amor y la amistad, la semana santa, los carnavales o cualquier otra fecha para disfrutar nuestra vida. Aprendamos a amarnos y a dar lo mejor de nosotros mismos.

Así como siempre dejamos expresar al adulto y al anciano que llevamos dentro, hagamos lo mismo con ese pequeño travieso que anida en nuestro ser, sin complejos, sin temores.